Si no les damos un correcto mantenimiento a los cubiertos, su apariencia puede empeorar mucho a pesar de ser un buen material.
Una de las recomendaciones es no lavar los cubiertos con detergentes ni esponjas abrasivas. Cuando los metemos al lavavajillas, tenemos que introducirlos en las cestas correspondientes y no en cualquier lugar. Si queremos evitar que se rayen es mejor separar los cuchillos del resto de las piezas.
Para que no aparezcan manchas no deseadas, los cubiertos no se pueden dejar sucios por mucho tiempo y después de lavarlos tenemos que secarlos bien.