Muchos padres se encuentran con que sus hijos no quieren comer y se desesperan cada vez que hacen un intento de meterles una cucharada en la boca. No debemos preocuparnos en exceso. Según la nutrióloga María Isabel Santaló Tamm, después del año, es común que los niños no quieran comer, ya que su velocidad de crecimiento disminuye, y su apetito también. Como padres somos responsables de qué alimentos comen nuestros hijos, pero ellos regulan cuánto comer. No hay que forzarlos. Ya que esto solo crea un ambiente tenso entre padres e hijos, donde los castigos y las amenazas hacen que el niño perciba la hora de comida como una agresión y un motivo más para negarse a comer.
Para mejorar este problema, os dejamos unos consejos:
- Es importante respetar un horario para las comidas y tener un espacio para comer con tranquilidad. Si podemos comer en familia, mejor.
- Debemos recordar que el estómago de los niños es más pequeño y no podemos pretender que coman la misma cantidad que los adultos.
- No se trata de pensar sólo en qué alimentos darles a nuestros hijos, sino en cómo dárselos y en cómo cuidar el entorno. Crea un ambiente agradable a la hora de la comida. Evita que coman frente a la TV.
- Motívalos con cosas como: que pongan la mesa, elijan el menú de la comida, decora sus platos para que la comida parezca más apetitosa, que tengan sus propios cubiertos con su nombre…